domingo, 9 de octubre de 2011

Atardecer en el Niemeyer (I)

Finalmente inauguro este blog con una serie de fotos del polémico Centro Cultural Niemeyer. Espero también que sea la primera de unas cuantas dedicadas a Avilés, ciudad que me encanta fotografiar.

Centro Niemeyer desde la pasarela de acero cortén














Diseñado por el centenario arquitecto Oscar Niemeyer, el Centro tiene la intención de poner a Avilés en el mapa del turismo y de la cultura. En cuanto a lo primero, parece haber empezado a conseguirlo a tenor de las declaraciones de los hosteleros avilesinos. En cuanto a lo segundo, ahí se encuentra la raíz de la polémica. La Fundación que dirige el centro, en la que predomina el sector público, ha optado por programar lo que se ha venido a llamar "cultura espectáculo". Dos ejemplos, la exposición de fotos de Jessica Lange y el concierto de Woody Allen, que si han destacado no ha sido precisamente en esas dos facetas.

Cúpula y Torre del Niemeyer desde la pasarela de acero cortén

















La polémica ha comenzado con la decisión del nuevo consejero de Cultura del Principado de bloquear la actividad del Centro hasta lograr los apoyos suficientes para darle un nuevo enfoque. Su argumento es lo inadecuado de mantener la "cultura espectáculo" con fondos públicos. Frente a él, la opinión de 4000 manifestantes avilesinos que esgrimen el impulso que está comenzando a darle a la imagen (y los ingresos) de la ciudad. Quizá no deba tomarse el Centro como un motor cultural sino como una inversión para lograr el "efecto Guggenheim". Sin embargo para esto último lo de menos probablemente sean los contenidos: ¿cuántos turistas han venido expresamente a Avilés a pagar los 5 euros que cuesta la entrada a la exposición "Luz" de Carlos Saura? 

Centro Niemeyer desde el centro de Avilés

















La construcción del complejo arquitectónico duró algo más de dos años y tuvo un coste de 44 millones de euros. El conjunto destaca por su simplicidad y el color blanco del hormigón, que predomina tanto en los edificios como en el suelo de la plaza central abierta que configuran. No se puede decir que sea espectacular al estilo del propio Guggenheim, pero la plaza tiene un encanto sencillo, limpio, minimalista.

Auditorio desde el Centro Niemeyer

















Sin embargo, levantar la estructura no fue tan sencillo. Para la cúpula que alberga el centro de exposiciones se utilizó una vanguardista técnica que emplea una tela de PVC que se presuriza desde el interior. Mientras se mantiene la presión, se van proyectando capas de hormigón armado que se deja fraguar. Finalmente, la tela constituye la cubierta exterior y el hormigón le proporciona la resistencia. Sencillo y para toda la familia.

Cúpula para exposiciones del Centro Niemeyer

















Junto a la cúpula, en la parte central, se sitúa la torre-mirador. De mirador sólo tiene el nombre, porque con sus escasos 13 metros de altura ofrece prácticamente las mismas vistas que hay en la parte de abajo. Después de subir las escaleras en espiral se accede a un pequeño, diminuto restaurante-coctelería de precios algo más elevados. En diferentes fechas cocineros de prestigio internacional programan sus menús, con precios de en torno a 100 euros. El primero, de Arzak, de 99 euros. Desde luego este espacio tampoco está precisamente diseñado para atraer a las masas. 

Torre-mirador restaurante del Centro Niemeyer

















Finalmente, al otro lado de la torre-mirador se encuentra el auditorio del Centro. Con su mural amarillo es el encargado de aportar color al conjunto. También tiene un portón rojo en uno de los laterales que se puede levantar para hacer que el escenario dé a la plaza, de modo que esta pase a ser un auditorio al aire libre con capacidad para unas 10000 personas.

Auditorio del Centro Niemeyer

1 comentario:

  1. Un post muy currado. Me ha hecho reir y todo :) Estoy de acuerdo en que la mayoría de la gente no se acerca a ver las exposiciones o comer en el restaurante-mirador de baja altura y elevados precios.. (al último desde luego que yo no iría) El atractivo turístico radica en el edificio y la arquitectura en sí, a mi me parece bonito y si tengo ganas de ir es principalmente por eso, por verlo y fotografiarlo aunque es verdad que algunos eventos organizados por el Niemeyer como Richard III de Sam Mendes y con actores como Kevin Spacey han estado bien. A ver en qué queda todo esto... pero lo relacionado con los asuntos culturales en España comparado con otros países europeos está cada vez más complicado. Una pena.

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